La aparición de varices está ligada tanto a la edad como a una deficiencia en el retorno venoso del sistema circulatorio, normalmente de las extremidades inferiores. Esto produce una dilatación de los tejidos afectados que hace que acaben siendo perceptibles a la vista, y además la inflamación puede provocar un dolor característico que solo desaparece con la eliminación de la variz.
En los casos más graves, una variz puede impedir realizar ciertas actividades del día a día, y su efecto antiestético puede mermar la autoestima de quien las padece. Por eso es recomendable seguir una serie de recomendaciones para prevenir su aparición, pero si estas ya han hecho acto de presencia, que sepas que no todo está perdido: hay una serie de cosas que puedes hacer para curarlas y hacer que desaparezcan.
Vaya por delante que el primer paso en cualquier caso es siempre acudir al especialista. Un médico cualificado podrá hacer una valoración acerca del estado de las varices y su nivel de extensión, pudiendo delimitar el campo de actuación y aconsejar unas medidas u otras en función de cada caso.
Gran parte de los tratamientos de las varices están destinados a aliviar los síntomas que provocan, impidiendo que estas se compliquen y evitando que las consecuencias sean mayores. Normalmente, la solución idónea es atajar el problema con cirugía, pero hay una serie de acciones que se pueden ejecutar para aliviar los síntomas mientras llega el tratamiento definitivo, que puede ser mediante láser o escleroterapia.
Normalmente, en la técnica con láser se introduce una fibra óptica de láser dentro de la variz para fundirlas, logrando que el organismo mismo las destruya paulatinamente. Por su parte, la escleroterapia consiste en inyectar una espuma especial en la vena afectada para cerrar las paredes que han cedido y que, con el tiempo, han ido perdiendo la rigidez.
Este es uno de los tratamientos más avanzados que existen en la actualidad, y de hecho ya es el tratamiento principal con el que se trabaja para eliminar las varices en centros especializados como Varicenter, en cuya página web explican cómo se lleva a cabo este tratamiento. Normalmente, la microespuma se utiliza cuando existe una dificultad evidente que impide el correcto retorno de la sangre a través de la vena. La microespuma normalmente está compuesta por polidocanol, que es inyectado directamente en las varices. Esto evita tener que recurrir al corte de tejidos típico de la cirugía, lo que resulta mucho más cómodo para el paciente.
Sin embargo, un recurso que siempre estará disponible es la microcirugía, que permite eliminar únicamente los tramos afectados haciendo unas pequeñas incisiones.
Si nos alejamos de los tratamientos para su eliminación y hablamos de prevención, la historia cambia porque casi todo lo que se puede hacer para evitar que aparezcan las varices está al alcance de cualquiera y no es en absoluto invasivo.
Un factor determinante que puede ayudar a reducir la probabilidad de sufrir varices es el sobrepeso. Este puede perjudicar gravemente a la circulación sanguínea, propiciando la aparición de venas varicosas. Siempre hay que seguir una dieta equilibrada, procurando que se incluyan los alimentos con mayores propiedades para este fin, como plátanos, pimientos, cítricos, judías e infusiones.
Otra cuestión importante: el ejercicio físico. Algunos dirán que siempre el remedio para todo es seguir una dieta equilibrada y hacer ejercicio moderadamente, pero es que así es. Para combatir las varices no hay nada mejor que un cuerpo activo, así que practicar un poco de deporte y seguir una dieta equilibrada puede ser el mejor remedio para evitar su aparición.
Una variz da ciertos avisos cuando va a aparecer, y se pueden notar algunos calambres o picores en la zona próxima. También puede percibirse una sensación de pesadez, hormigueo e incluso hinchazón, para lo cual se puede recurrir a tratamientos naturales para aliviar estos síntomas. Por ejemplo, el vinagre de manzana, que aplicado con una serie de masajes puede proporcionar una sensación de alivio tremenda.
Los hidromasajes en la ducha también pueden ser una buena opción, alternando entre agua fría y caliente en zonas localizadas. Si estos masajes los haces después de aplicar pulpa de aloe vera sobre la zona afectada maximizarás sus efectos, así que lo mejor parece que es siempre combinar estos remedios.
Recurrir a aceites esenciales también puede ayudar a obtener una reconfortante sensación de alivio, especialmente si son de lavanda, tomillo o romero, ya que son perfectos para estimular la circulación sanguínea. Y si quieres ir un paso más allá, te recomendamos que optes por cataplasmas de cola de caballo, que poseen unos efectos muy beneficiosos para el sistema circulatorio.
Siempre se habla de la importancia de comer bien, hacer ejercicio y mantenerse activo para evitar que las varices aparezcan, pero no hay que olvidar que siempre hay que hacerlo sin descuidar la comodidad. Y es que el uso de calzado apretado, además de poder provocar una lesión en el pie, puede contribuir a que proliferen las venas varicosas en las extremidades inferiores, sobre todo en las zonas próximas al tobillo.
Para tener la certeza de que el calzado no va a ser el causante de que sufras varices, es fundamental que la talla sea la adecuada, que los zapatos o zapatillas no opriman la punta de los pies ni el empeine, y que permitan transpirar al pie.
Todo tejido expuesto al calor se dilata, y el cuerpo humano no es diferente. Es fundamental que la piel transpire para que el sudor no se acumule, lo que provocaría hinchazón en los pies, oprimiéndolos con la zapatilla y agravando los problemas circulatorios.
También es fundamental evitar los zapatos con un tacón excesivamente alto, no solo por el tema de las varices, sino para evitar lesiones vertebrales y en los músculos del tronco inferior. El hecho de tener que adoptar una posición forzosa para andar con este tipo de calzado hace que haya que evitarlos a toda costa si se sufre de varices o se quiere prevenir su aparición.