Entre los factores de riesgo que pueden fomentar la aparición de varices se encuentra el sobrepeso, el uso de calzado inadecuado o el sedentarismo. Seguir una alimentación equilibrada puede ser de gran utilidad a la hora no solo de mantenerse en el peso ideal, sino que algunos incluso contribuyen a que el sistema circulatorio se mantenga en un estado idóneo y pueden ayudar a que las venas varicosas tarden en aparecer o lo hagan de una manera menos evidente.
Para que tengas un poco más claro qué alimentos pueden ayudarte en tu lucha contra las varices y cuáles te pueden perjudicar, hemos hecho un repaso por los más destacados tanto en sentido positivo como en negativo. ¡Así podrás amoldar tu dieta y reducir el consumo de aquellos que no sean especialmente buenos para este tipo de dolencia!
Aunque puede parecer ya un tópico, una dieta rica en frutas y verduras es especialmente beneficiosa para aquellas personas que buscan reducir la incidencia de las venas varicosas e incluso prevenirlas. Hablamos sobre todo de frutas frescas y desecadas, como las uvas pasas o las ciruelas. Su composición contiene una serie de agentes naturales muy potentes para la circulación sanguínea, y cuanto antes se empiecen a consumir, antes podrán apreciarse sus efectos. Las varices tienen una tendencia a expandirse y a aumentar con el tiempo, por lo que la previsión es fundamental para evitar problemas en este sentido.
Los frutos secos, junto con las legumbres, el salvado y los cereales integrales, también pueden ayudar a mejorar la circulación, potenciando el retorno y evitando la aparición de varices. En general, la fibra alimenticia presente en estos alimentos, así como en hortalizas y verduras, puede contribuir a la supresión de las venas varicosas.
Se sabe que los antioxidantes proporcionan un efecto protector frente a los radicales libres, pero también cuentan con beneficios en lo que a la circulación sanguínea se refiere. El aceite de oliva virgen extra, los aguacates, las frutas rosáceas, los cítricos, las uvas, las cebollas, los ajos y verduras como las espinacas contienen una gran cantidad de antioxidantes, y su consumo periódico puede ayudar a mantener las varices a raya.
Los alimentos con altos índices de grasas poliinsaturadas juegan un papel fundamental en el correcto desempeño del organismo, y ayudan a reducir los niveles de colesterol y triglicéridos en la sangre, evitando enfermedades como la arteriosclerosis. Estos alimentos lo que consiguen es hacer más fluida la sangre disminuyendo su nivel de viscosidad, lo que hace que se puedan evitar los problemas derivados del deficiente retorno venoso, que es, en última instancia, el catalizador que desemboca en la formación de venas varicosas.
Aceites de semillas como las de girasol, las de maíz o las de soja son especialmente recomendables, pero también pueden poner de su parte alimentos como frutos secos (especialmente nueces y almendras, cuyo valor nutricional es altísimo), ciertas margarinas vegetales, los pescados azules (que además contienen altos valores de ácidos grasos Omega 3) y el aceite de hígado de bacalao, muy apreciado por algunos consumidores, aunque no del gusto de todos.
Así como existe una lista de alimentos que pueden ser de ayuda a la hora de evitar que las varices proliferen y se extiendan, hay una lista negra de alimentos que debes evitar a toda costa si lo que pretendes es evitar las peores consecuencias de las venas varicosas.
Lo primero que hay que descartar es la sal común y cualquier alimento que naturalmente contenga altos valores de este aditivo, como las anchoas. También es conveniente reducir notablemente el consumo de conservas, frituras, sopas de sobre y salsas, precisamente por su elevado contenido en azúcar. Lo mejor es sustituir estos productos por pescado y legumbres naturales, preparadas en platos caseros, y reducir los aditivos como salsas industriales.
Pero también hay que mirar con lupa el consumo de otros productos como los dulces o el pan, ya que algunos cuentan con unos valores de sodio muy por encima de la media y pueden no ser nada buenos para evitar la aparición de las venas varicosas. También debes vigilar de cerca los encurtidos, que normalmente se conservan gracias a una mezcla de agua, sal y especias que, aunque sabrosa, no es especialmente buena para el fin que nos ocupa.
En cuanto a las galletas, la bollería y productos similares, por una cuestión no ya de varices, sino de acumulación de grasa en el organismo en general y en el sistema circulatorio en especial, es recomendable sacarlos de la dieta o reducir su consumo hasta que alcance un porcentaje residual.
Aunque nos hacen ahorrar tiempo, lo que ganamos por un sitio lo perdemos por el otro y los platos precocinados han sido duramente denostados, y con razón. A su escaso valor nutricional hay que sumarle que contienen un elevado número de grasas, sales e incluso azúcar. Además, suelen estar repletos de aditivos artificiales de dudosa procedencia, por lo que su consumo cada vez está más en el punto de mira.
Teniendo en cuenta todo lo que contienen, lo mejor es descartar por completo su consumo. Semejante bomba calórica no traerá nada bueno a tu estómago ni a tu salud cardiovascular, además de hacerle un flaco favor a tus varices.
Una malísima noticia para los amantes de acompañar con una copa una buena cena mexicana y rematarla con un postre delicioso de chocolate. Para las venas varicosas esto es fatal porque todos estos alimentos producen una dilatación de las venas que en nada las beneficia, por lo que toca reducir su consumo a unos niveles muy bajos.
Ten en cuenta que los alimentos picantes contienen capsaicina, una sustancia que, además de ser la responsable de darle ese sabor picante, tiene un efecto vasodilatador en el organismo, algo fatal para las varices. Ese efecto es el que provoca el calor al comer picante y tiene una fundamentación científica, no es solo una sensación personal.