La trombosis venosa, un trastorno del sistema circulatorio conocido como el síndrome de la clase turista o trombosis del viajero, es una dolencia que afecta al sistema circulatorio de las extremidades inferiores del cuerpo.
Aunque se empezó a denominar así en los años 90 por la creencia de que afectaba en su mayoría a viajeros que hacían largos trayectos en avión en clase turista, lo cierto es que es una dolencia que puede aparecer en cualquier persona independientemente del transporte que utilice para viajar o la clase en la que haga su viaje.
El síndrome de la clase turista aparece cuando las extremidades inferiores han permanecido inmóviles por un periodo de tiempo prolongado. Al no moverse, la sangre del tren inferior del cuerpo circula más despacio a través de las venas, lo que fomenta la aparición de pequeños trombos en las paredes de las venas, desarrollando así la denominada “trombosis del viajero”.
El síndrome de la clase turista tiene como síntomas principales la hinchazón, el hormigueo y una sensación de congestión e inmovilidad, lo que denota la aparición de estos trombos en el sistema circulatorio. Su gravedad depende de múltiples factores: el tiempo que ha permanecido el sujeto inmóvil, la predisposición del mismo a sufrir trastornos del sistema circulatorio y el estado general de salud, ya que hábitos como el tabaquismo o la ingesta de alimentos procesados puede contribuir a aumentar el riesgo de sufrir la trombosis del viajero.
El síndrome del viajero puede manifestarse de múltiples maneras, pero la aparición de trombos en las extremidades inferiores es la más frecuente. La gravedad del síndrome del avión varía en función del paciente, y se estima que solo un 5% de los pacientes puede desarrollar lo que se conoce como trombosis venosa profunda, una patología de escasa prevalencia.
La TPV sucede cuando el coágulo de sangre se forma en una vena profunda, normalmente en la parte inferior de la pierna y el muslo. También puede aparecer en la parte inferior de la pierna o en la pelvis.
El síndrome de la clase turista puede combatirse manteniendo un estilo de vida saludable, moviendo las piernas durante el viaje haciendo desplazamientos cortos en la medida de lo posible. No obstante, existe una serie de factores que contribuyen a que la trombosis del viajero aparezca con mayor frecuencia, entre los que se encuentran:
Sin embargo, hay que entender que cualquier persona que no cumpla ninguno de estos requisitos puede padecer igualmente las consecuencias del síndrome del viajero. Lo mejor para combatir su aparición durante un viaje es mover las piernas en desplazamientos cortos para ayudar a que la circulación se encuentre dentro de lo normal, evitando así la formación de trombos y coágulos.
Existen varias conductas que pueden contribuir a que no aparezca el síndrome de la clase turista, o que sus síntomas sean mucho más leves. Una buena manera de evitar que el denominado síndrome del avión aparezca es situarse en los asientos próximos al pasillo para poder moverse sin dificultad cuando esté permitido.
En un tren los desplazamientos pueden hacerse en cualquier momento, pero en un avión tendrás que ajustarte a las directrices del personal de vuelo, que garantizarán tu seguridad evitando que te levantes en los instantes previos al aterrizaje y posteriores al despegue.
Cuando sea inevitable estar sentado, evita doblar en exceso las piernas, que se queden colgadas o mantenerlas cruzadas mucho tiempo. Una buena manera de paliar los efectos del síndrome del avión es hacer pequeños ejercicios de contracción muscular para fomentar la circulación sanguínea. Si sufres de estrés o miedo a volar, estos ejercicios también pueden serte de gran ayuda.
Otro aspecto fundamental: mantenerse hidratado. Damos por sentado que, aunque no sepas cómo evitar el síndrome de la clase turista, vas a ingerir algo durante el vuelo. Es importante que bebas agua con regularidad para mantenerte hidratado. Además, piensa que los desplazamientos al baño pueden ser un efecto colateral beneficioso para combatir el síndrome del viajero.
No obstante, trata de reducir la ingesta de café y de bebidas alcohólicas, ya que pueden hacer que los problemas que puedas sufrir se agraven con el paso de las horas. Además, en caso de que tengas problemas cardíacos, lo mejor es optar por agua o zumos.
En cuanto a la vestimenta, trata siempre de ir lo más cómodo posible. Si no sabes cómo evitar el síndrome de la clase turista o te pilla de nuevas esto de la trombosis del viajero, empieza por lo fundamental: evitar pantalones estrechos que opriman las piernas durante el viaje. Ten en cuenta que, en caso de tener antecedentes de problemas circulatorios, será preciso viajar con unas medias de compresión para evitar la acumulación de líquido en las extremidades inferiores.
Teniendo en cuenta los consejos que te hemos dado acerca de cómo evitar el síndrome de la clase turista podrás reducir notablemente la probabilidad de sufrir una trombosis venosa de gravedad. Sin embargo, eso no quita que puedas llevar a cabo unos ejercicios específicos para combatirlo.
El síndrome de la clase turista tiene como síntomas principales la hinchazón y la sensación de hormigueo y congestión, pero pueden verse reducidos siguiendo unas rutinas específicas. Uno de los más efectivos ejercicios contra el síndrome de la clase turista es el de la contracción muscular, que ayuda a mantener el músculo elástico y en forma, evitando rampas y otras lesiones. Pero no es el único que funciona bien cuando hay que pasar muchas horas sentado.
Separar y juntar las puntas de los pies o elevar ligeramente los talones apoyándose en la punta de los pies son otros ejercicios que contra el síndrome de la clase turista funcionan realmente bien, manteniendo el sistema circulatorio del tren inferior del cuerpo activo y evitando la formación de coágulos. Asegúrate de realizarlos con cierta periodicidad durante el trayecto para evitar la formación de coágulos en la sangre que deriven en una trombosis venosa.