Causadas por un deficiente estado del sistema circulatorio, las úlceras venosas ocupan entre el 70% y el 90% de las lesiones crónicas que aparecen en el cuerpo. Su ubicación más habitual es en la mitad inferior de las piernas, justo por encima del tobillo. A pesar de que sus causas no son realmente conocidas y se desconoce todavía qué actúa de catalizador para que aparezcan de manera repentina, los especialistas coinciden en que las úlceras venosas se producen cuando hay una disfunción en la válvula venosa que provoca un aumento exagerado de la presión venosa, afectando al tejido circundante y trasladándose el efecto de esta deficiencia circulatoria a las capas externas de la piel.
En condiciones normales, en el sistema circulatorio debe existir un gradiente de presión entre arterias y venas para que el corazón bombee la sangre de manera eficaz. Esta efectividad en el traslado de sangre se ve alterada cuando existen alteraciones en la tensión arterial (por ejemplo, cuando sube la tensión de manera desmedida, las arterias dejan de tener una presión más elevada que estas, provocando una ralentización del flujo sanguíneo, e incluso la detención del mismo).
Las úlceras venosas tienen lugar, por tanto, cuando las venas no impulsan sangre de nuevo hasta el corazón, provocando acumulaciones de sangre en las venas que derivan en una úlcera por el no retorno del sistema circulatorio. Pero, ¿por qué suelen ocurrir en las piernas? La razón es muy sencilla: las venas de las piernas contienen unas válvulas unidireccionales que permiten que la sangre regrese al corazón. Sin embargo, estas válvulas pueden debilitarse con el tiempo e impedir que la sangre regrese de manera eficiente al corazón, siendo el primer desencadenante de futuras úlceras venosas.
Existen varios tipos de úlceras venosas, así como úlceras venosas de grados diferentes en función del estado en el que se encuentre y de cómo hayan avanzado los tratamientos y las curas.
A grandes rasgos, podemos diferenciar tres tipos de úlceras venosas: por insuficiencia valvular, postrombóticas y estáticas. La insuficiencia valvular se produce cuando las válvulas de retorno de las piernas se deterioran con el tiempo y, como te hemos comentado antes, impiden que la sangre regrese al corazón. Son las más asociadas a la edad, ya que los tejidos se degradan con el tiempo y les resulta más difícil cumplir con su cometido. Por eso, las úlceras venosas tienen una incidencia mucho mayor en personas mayores de 65 años, cuando la circulación empieza a verse afectada.
Pero las úlceras venosas postrombóticas tienen una causa diferente: son las producidas tras un traumatismo o un trombo, cuando se quedan restos de sangre acumulada en las zonas circundantes a la zona cero del golpe. Las úlceras venosas y sus características con diferentes en función de la causa que las ha propiciado, por lo que para un especialista es fácil distinguir la causa más probable que ha originado la úlcera.
Por su parte, las estáticas son aquellas que tienen su origen en un fallo de la bomba muscular, que provoca la retención de sangre en las venas de la zona afectada y provoca una úlcera que va agravándose con el tiempo.
Todas ellas tienen una sintomatología similar, provocando dolor, escozor y picor en la zona afectada, además de descamación. Es conveniente evitar el uso de complementos de ropa que provoquen retención de sangre en cualquier zona del cuerpo, como cinturones, medias, mallas o ligas, además de evitar estar de pie durante períodos de tiempo prolongados.
El tratamiento de úlceras venosas en la pierna es muy similar en cada caso, aunque los distintos tipos de úlceras venosas tengan un origen distinto. Tal y como aconseja el equipo experto de Varicenter, la mejor manera de aplicar cuidados es hidratar las zonas no ulceradas, realizar ejercicio de manera moderada (caminar es suficiente para potenciar la circulación de las piernas sin exponer tu cuerpo a una extenuante actividad física, cuyos efectos serían contraproducentes), descansar con las piernas levantadas y utilizar vendajes compresivos para mantener el estado del sistema circulatorio en un estado óptimo.
La parte más engorrosa de las curas de este tipo de heridas es que exige de muchos recursos para poder sanarla adecuadamente. El tratamiento de úlceras venosas en la pierna requiere de constancia y mucha higiene, con una media de tres o cuatro sesiones de curas por semana para mantener la herida en un estado óptimo para propiciar la regeneración celular. Al cabo de las semanas o incluso los meses, la herida cerrará y dejará de estar expuesta a los patógenos ambientales, pero dejará cicatriz. Ante el menor indicio de una herida que no cura por sí misma, debes acudir al médico. Iniciar cuanto antes las curas evitará que la superficie dañada se extienda, mejorando así el pronóstico y permitiendo curarla en un plazo de tiempo mucho más reducido.
Aunque tanto las úlceras venosas como las arteriales comparten la misma causa que desencadena su aparición, sus características son distintas y existen matices que conviene conocer. Lo que diferencia a las úlceras venosas y las arteriales es que estas últimas están causadas por una insuficiencia arterial crónica, al contrario que las primeras, que se generan a causa de un desencadenante que precipita su aparición, como un golpe o un arañazo.
Estamos hablando de un proceso lento, progresivo y que no daña los tejidos afectados hasta pasado un tiempo, cuando el problema se agrava y requiere de intervención médica para tratar las úlceras. En este sentido, la movilidad es más importante que nunca para evitar que cambien las úlceras venosas de grados, evitando las fases más avanzadas de la dolencia para obtener un mejor pronóstico.
Las úlceras venosas tienen unas características muy similares a las arteriales, aunque a ojos de un especialista será evidente la diferencia entre las úlceras venosas de las arteriales. En la tercera edad existe una propensión mayor a sufrir este tipo de heridas, que requieren de atención médica especializada a la mayor brevedad. Por eso es aconsejable siempre acudir al centro de salud cuando se sufra una herida, por muy leve que esta pueda parecer: aunque la desinfección no sea deficiente, puede derivar en una úlcera venosa o arterial si existe un problema latente tanto en las válvulas de retorno del sistema circulatorio de las extremidades como un problema de insuficiencia arterial cronificado.