Las venas varicosas son un mal que no aparecen de la noche a la mañana, sino que cuando se producen van evolucionando. Su gravedad y las consecuencias que puede acarrear su presencia se debe solamente a un hecho: el tiempo que se tarde en tratarlas.
Aunque su ubicación puede influir en la velocidad de curación y en el nivel de efectividad del tratamiento, lo cierto es que apostar por uno que sea rápido y que se aplique una vez se ha detectado la presencia de varices aumenta enormemente las posibilidades de disfrutar de una rápida recuperación.
Hay varios tipos de varices en función de cómo hayan evolucionado y el tiempo que hayan permanecido activas. Las de tipo 1 son unas varices leves que son comúnmente conocidas como arañas vasculares o varículas.
Apenas se ven, casi no causan molestias y el único problema que general por el momento es de índole estética. Ahora bien, las varices siempre evolucionan a otros tipos si no son tratadas y una araña vascular pasará a ser, con el tiempo, una variz de tipo 2 que ya no pasará tan desapercibida.
Las arañas vasculares se tratan muy fácilmente con láser, aunque también puede utilizarse una técnica esclerosante si los profesionales así lo consideran.
Las varices de grado 2 tienen un tratamiento similar pese a que la insuficiencia circulatoria va en aumento. Es un tipo de vena varicosa que se va dilatando y cada vez se hace más visible, precisamente por el problema crónico que sufre, ya que la insuficiencia circulatoria va a más cuanto más tiempo pasa.
Las varices moderadas de tipo 2 empiezan a dar síntomas que pueden llegar a ser incapacitantes en función del lugar de aparición y del trabajo que se desempeñe. No solo dan sensación de ardor o picor: también hormigueos constantes, calambres, dolor localizado y una sensación permanente de pesadez en las piernas que puede derivar en un cansancio generalizado del tren inferior.
Es importante que las varices de grado 2 se traten; de lo contrario, el problema persistirá, las venas continuarán dilatándose y los síntomas se agravarán.
La incapacidad por varices se puede padecer por venas varicosas sin tratar que produzcan dolor y una constante sensación de presión y agotamiento en los tejidos colindantes de la zona afectada.
Las varices de grado 3 pueden aparecer mucho tiempo después de haber sufrido una variz de tipo 2 y que esta haya sido ignorada o tras una temporada en la que no haya dado ninguna clase de síntomas.
Una vena varicosa de grado 3 por lo general ya presenta una estructura muy tortuosa e intrincada, presenta un nivel de dilatación considerable y normalmente ya son muy antiestéticas. El aumento de su visibilidad va de la mano del incremento de los síntomas asociados a su presencia: aumenta la hinchazón, se producen edemas y la piel puede sufrir importantes cambios en su coloración.
Este tipo de varices se puede tratar con láser vascular, con técnicas esclerosantes con líquido o espuma y con pegamento médico. La microespuma es un avance que ha permitido tratar de una manera mucho más eficaz y menos invasiva las varices más graves, y su uso ha permitido proporcionar tratamientos extremadamente eficaces para eliminar de manera permanente las venas varicosas.
Los tipos de varices que se sufren y los tratamientos aplicados guardan una estrecha relación en las expectativas de recuperación, y por eso siempre se intenta evitar que las venas varicosas evolucionen hasta convertirse en una de grado 4. Se trata de las varices más graves y las que necesitan de un tratamiento urgente, ya que pueden causar un dolor importante e incapacitante.
Aunque una variz de grado 3 puede de por sí incapacitar a una persona para realizar determinadas actividades, normalmente son las de grado 4 las que causan el mayor número de incapacidades temporales por su elevada inflamación y los síntomas que pueden ser capaces de causar.
Este tipo de varices se tratan especialmente bien con microespuma, aunque existen otras terapias disponibles. Las medias de compresión pueden reportar un alivio importante a la zona afectada, sobre todo a aquellas personas que hayan sufrido trombosis venosa profunda y todavía tengan secuelas.
Las varices y sus distintos grados sirven para clasificar su tipología y los síntomas que pueden aparecer asociados a su evolución. Será el tipo de variz el factor que hará que un experto elija un método u otro para tratar las venas varicosas del paciente.
Además, se optarán por técnicas poco o nada invasivas que, no obstante, pueden requerir de cuidados constantes. Por eso, nuestra recomendación es que acudas siempre a un equipo de profesionales como el que forma parte de Varicenter, ya que contamos con el equipo más moderno y una dilatada experiencia trabajando con varices de múltiples clases.
Por otro lado, el seguimiento es una parte fundamental cuando hablamos de venas varicosas e, independientemente del tipo de varices que sufras, es importante que un equipo de profesionales lleve a cabo una inspección para determinar el estado de las mismas y las posibles alternativas que existen para tratarlas de manera eficaz.
Tal y como contamos en el post dedicado a las operaciones de varices, el tiempo de baja y el de recuperación varían en función del tratamiento seleccionado. Por fortuna, los avances en el campo de la medicina y de las venas varicosas ha permitido tratar a los pacientes que las sufren con métodos innovadores, muy eficaces y mucho menos invasivos que proporcionan unos resultados excelentes.
Si quieres conocer más acerca de los métodos más modernos para tratar las varices o necesitas asesoramiento especializado para saber cuál es el protocolo a seguir en función de tu situación, no dudes en ponerte en contacto con nosotros.